Regula la circulación y distribución energética y la sanguínea en el cuerpo, dándoles fluidez. Si el hígado se altera se producen estancamientos energéticos y sanguíneos, causando trastornos en la digestión, la menstruación y la circulación venosa.
Gobierna los músculos y tendones,
cuando hay una buena armonía hepático-biliar la musculatura está tonificada. Por el contrario, si existe una alteración, la musculatura estará tensa (sobre todo en la parte alta de la espalda, nuca y mandíbulas) y se pueden padecer espasmos y calambres.
Se refleja en los ojos y las uñas.
El hígado en desequilibrio puede alterar la visión: fatiga ocular, visión borrosa, ojos enrojecidos, dolor, sequedad. Si la energía del hígado esta desequilibrada, las uñas pueden ser quebradizas, pálidas y sin brillo.
Trastornos más comunes
Por bloqueo o exceso la energía hepática: tensiones y contracturas musculares, jaquecas, alergias, trastornos oculares, hipertensión, trastornos digestivos, vértigo, eccemas, hemorroides, taquicardia, etc.
Por debilidad de la energía hepática: crispación muscular, fatiga, hipotensión, agorafobia, claustrofobia, hipotensión, temblor, varices, hemorroides, etc.