La emoción relacionada con el corazón es la alegría, aunque en realidad es la sede de las cinco emociones principales: alegría, ira, miedo, tristeza y preocupación.
Cuando el corazón y su energía están equilibrados, las emociones también lo están: las sentimos vivamente, pero no nos perturban, sintiéndonos con la distancia suficiente para relativizar las situaciones.
La energía de corazón nos da la capacidad de que toda acción que emprendamos llegue a una plenitud de desarrollo. El corazón nos ayuda a tener confianza en nosotros mismos, nos da lucidez mental, entusiasmo por la vida y por nuestros proyectos, intuición, ánimo para aprender cosas nuevas, y nos ayuda a desarrollar el amor compasivo hacia nosotros y hacia los demás.
Un exceso de energía del corazón puede producir un estado de sobreexcitación donde las emociones van y vienen sin control. La persona se siente impaciente, amargada, y tiende a vivir las emociones con un exceso de pasión que la consume. Esto le dará un carácter nervioso, inquieto, impaciente, irritable, autoritario, egoísta, celoso, impulsivo, pasional, incluso violento y cruel.
Su energía se armoniza cultivando la ecuanimidad, la serenidad, la compasión, la humildad, la intuición y sobre todo el amor incondicional.
Practicando ejercicios meditativos reforzaremos la energía del corazón y su capacidad de serenar la mente y controlar las emociones.
DIETA
No se debería abusar del consumo de sabores amargos como el café, té o tabaco, ni de carne, porque producen un exceso de yang. Es preferible comer pescado y cereales (excepto el trigo, que está relacionado con el fuego) y disminuir el consumo de especias.
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